
LA CRUZ DEL SURVos ves la Cruz del Sur
y respirás el verano con su olor a duraznos
y caminás de noche mi pequeño fantasma silencioso
por ese Buenos Aires, por ese siempre mismo Buenos Aires.
Extraño la Cruz del Sur
cuando la sed me hace alzar la cabeza
para beber tu vino negro, rnedianoche.
Y extraño las esquinas con almacenes dormilones
donde el perfumo de la yerba
tiemble en la piel del aire.
Extraño tu voz,
tu caminar conmigo por la ciudad.
Comprender que eso está siempre allá
como un bolsillo donde a cada rato
la mano busca una moneda, el peine, llaves,
la mano infatigable de una oscura memoria
que recuenta sus muertos.
La Cruz del Sur, el mate amargo
y las voces de amigos
usándose con otros.
Me duele un tiempo amargo
Ileno de perros y desgracia
la agazapada convicción de que volver es vano.
Comprender que un mar es más que un mar,
que la muerte se viste de distancia
para llegar de a poco, lenta, interminable,
como una melodía que se resuelve al fin
en humo de silencio.
Extraño ese callejón
que se perdía en el campo y el cielo
con sauces y caballos y algo como un sueño.
Y me duelen los nombres de que cada cosa
que hoy me falta,
como me duele estar tan lejos
de tu caricias y de tus labios.
Extraño tu voz
tu caminar
conmigo por la ciudad.
VEREDAS DE BUENOS AIRESDe pibes la llamamos "la vedera"
y a ella le gustó que la quisiéramos.
En su torno sufrido dibujamos
tantas rayuelas.
Después, ya mis compadres, taconeando
dimos vuelta manzana con la barra
silbando fuerte para que la rubia
del almacén saliera con sus lindas trenzas
a la ventana.
A mí me tocó un día irme muy lejos
pero no me olvidé de las vederas
pero no me olvidé de las vederas.
Aquí o allá las siento en los tamangos
como la fiel caricia de mi tierra.
¿Cuánto andaré por ahí hasta que pueda
volver a verlas?